Los seres humanos crean cultura. Las formas de pensar, de sentir y de actuar, la lengua que se habla, las creencias, la comida y el arte, son algunas expresiones de esa cultura.Este conjunto de saberes y experiencias se transmite de generación en generación por diferentes medios. Los niños aprenden de los adultos y los adultos de los ancianos. Aprenden de lo que oyen y de lo que leen; aprenden también de lo que ven y experimentan por sí mismos en la convivencia cotidiana. Así se heredan las tradiciones.
Mediante la transmisión de sus costumbres y tradiciones, un grupo social intenta asegurar que las generaciones jóvenes den continuidad a los conocimientos, valores e intereses que los distinguen como grupo y los hace diferentes a otros.
Las tradiciones de los pueblos son universos insustituibles en las que se suman las expresiones más valiosas que brotan de imaginarias muy propias de las supersticiones, creencias, usos y costumbres que en su conjunto identifican a las culturas y civilizaciones en el descurrir de los tiempos
Siguiendo a Manuel Lanz Cárdenas (2008, p. 9), estas manifestaciones enraizadas en las historias de las comunidades son nutricias de los más elevados principios y de los más preciados postulados básicos que con orgullo se muestran en las miríadas de sucedidos hablados, cantados o bailados con los que la credulidad, devociones y fervores alquitaran los mejores extremos de los orígenes comunes y de los futuros promisorios más predestinados.
Campeche es trascendente por la riqueza acumulada en las envidiables gestas de su pasado y por ende unas de las proposiciones prioritarias del culto a esa época que con sus ayeres se tradujo en páginas legendarias de un lirismo histórico impresionante; deben ser: conservadas, preservadas o en su caso rescatadas, para corresponder a su procedencia ilustre que nos predeciera tan esplendente.
La ruta del Camino Real, en Campeche, posee una riqueza cultural y artística, de ahí que es conocida también como la Atenas del Camino Real. Su gente, sus tradiciones y costumbres provienen en gran parte de la cultura maya que dominara esos territorios por miles de años y que hoy es orgullo para los campechanos.
Entre las costumbres más arraigadas de ésta área se nota en la asistencia de los actos religiosos, deportivos, sociales y culturales. Sus fiestas profanas se realizan cada año con corridas de toros y bailes populares.
Las fiestas religiosas estan en honor a la virgen o santo patrono de las comunidades, en cuyas celebraciones se manifiestan las entradas y salidas de gremios.
Algunas de las tradiciones de la Atenas del Camino Real son: El Hanal Pixán. Es una de las tradiciones de más arraigo; se dedican el último día de octubre y los dos primeros de noviembre para honrar a los Fieles Difuntos.
Desde mucho tiempo antes, las familias se preparan para hacer los gastos de esta celebración. El 31 de octubre se recuerda a los niños fallecidos, poniéndoles en una mesa, dulces, juguetes, frutas y todo aquello que les gustaba cuando estaban vivos. El 1º de noviembre, dedicado a los adultos fallecidos, se preparan los pibipollos, en lo cual intervienen hombres y mujeres; los varones escarban el hoyo, estiban la leña y las piedras, que luego prenden, y entierran los “pibes”. En una hora y media, aproximadamente, los sacan, y éstos despiden un olor agradable al olfato. Los “pibes” son elaborados por las mujeres; por lo general, los hacen de carne de cerdo y de gallina. El proceso que se sigue es: poner a cocer el maíz, molerlo, amasarlo con mucha manteca y después preparar una especie de molde, donde se verterá el “col”, ya cocido, con su punto de recado colorado, sal, y chiles.La ofrenda de los “pibes” es para la mesa, adornada para la ocasión. En ella se ponen retratos de difuntos, a quienes se les reza. Después de la ceremonia, los asistentes al rezo pueden comer los “pibes”.
El 2 de noviembre es el tradicional paseo al cementerio, a donde se llevan flores, se hacen rosarios y se recuerda con cariño a los familiares que se adelantaron en el viaje eterno.
El Hanlicol: es una de las tradiciones propias del medio rural. Consiste en llevar, hasta un lugar determinado, a una persona que se conoce con el nombre de h’men, quien predica, ya sea por la salud de un enfermo o por los malos vientos que azota a una milpa durante la quema y la siembra.
En la consumación de esta ceremonia, se reparte entre los asistentes una mezcla de alcohol, anís y otros elementos. Terminada su predicación, los que ofrecen el acto reparten la comida tradicional.
El Jetz Mek:consiste en llevar al niño o la niña cargado a horcajadas por una persona que hace el papel de padrino o madrina; si es niño, el padrino le dará un machete para que agarre, así el niño aprenderá a trabajar en el campo; un lápiz para que aprenda a escribir, etc.Si es niña, la madrina le enseñará una aguja para que aprenda a costurar o coser; la plancha para que aprenda a planchar, etc. Estos actos se realizan en época de luna llena.
El Kumujul: se realiza principalmente entre la gente campesina. Consiste en llevarle a los padres de la novia presentes como pan, azúcar, chocolate, pavos, aguardiente y, en ocasiones, alhajas. Éstos se consideran una especie de dote a los padres por haber crecido a la novia. El novio y sus familiares son quienes entregan la dote; se hacen acompañar de un nutrido grupo de amigos cuando se realiza este acto tradicional.
La cabeza de cochino: se efectúa al término de una festividad religiosa y consiste en adornar una cabeza de cochino con bordados relucientes y otros objetos, como panes, papeles de colores, etc. Luego se baila con ella, en casa del patrón donde se realiza la festividad, principalmente con mujeres ataviadas con terno de mestiza, o en las calles de la comunidad, al compás de la música de una charanga.
Este baile también se verifica al inicio de una Vaquería, fiesta propia de la región; se acompaña de la primera pieza llamada “Los Aires del Mayab”, y con el trueno de voladores.
Para conocernos mejor como personas es importante reflexionar acerca de nuestras costumbres y tradiciones, pensar y dialogar con la comunidad acerca de qué podemos rescatar del legado de nuestros antepasados. También es necesario discutir con qué criterios aceptamos o rechazamos las costumbres y tradiciones de otros pueblos. Podemos aprovechar nuestra herencia cultural si consideramos que las costumbres y tradiciones son lazos que estrechan las relaciones de una comunidad, que le dan identidad y rostro propio, y facilitan proyectar un futuro común.
Conservar las tradiciones de una comunidad o de un país significa practicar las costumbres, hábitos, formas de ser y modos de comportamiento de las personas.