ENTRE COSTURAS: CATALINA MAY DZIB

“Las indias traían sus naguas que es a manera de un costal abierto por ambas partes que están atadas a la cintura les tapaba sus vergüenzas” (Fray Diego de Landa)

Doña Catalina May Dzib, vive en Dzitbalché, en el municipio de Calkiní, tiene 57 años, soltera  y desde los 12 años se dedica a costurar y confeccionar el tradicional hipil yucateco. Este vestimento cotidiano surge como una fusión entre el atuendo utilizado por las mujeres mayas y los ropajes propios de las españolas durante  la conquista.

En el siglo XVII, el Franciscano López de Cogolludo describe lo que podría ser las primeras referencias al hipil “las mujeres usan vaipiles, que es una vestidura que coge desde la garganta hasta la media pierna, con una abertura en lo superior de los lados por donde salen los brazos, que quedan cubiertos más de la mitad, porque no se ciñe al cuerpo esta ropa, que también les sirve de camisa” (Lanz, 2003,20)

Con casi más de 40 años realizando este trabajo artesanal doña Catalina recuerda que “la necesidad hace que uno aprenda, mis hermanas me enseñaron a trabajar a costurar, hay una señora que la enseño a mis hermanas, doña Irene Tun que ya falleció, le enseño a mi hermana Sofía, y como estábamos acá también pues aprendimos, la necesidad pues no hay más que eso”[1]. En estas comunidades las niñas desde pequeñas empiezan a conocer sobre el bordado “ cuando aprendía, veo que mi hermana está costurando y luego se va a tortear y entonces agarro la máquina (de coser de pedal) quito su costura y pongo la mía, y como estas aprendiendo quiebras muchas agujas, cuando regresaba mi hermana me regañaba, de ahí hasta que compraron un arito y me dijeron ahí vas a aprender a costurar, tú vas a costurar tu ropa, luego empecé a pintarlo con mi difunta hermana quien pintaba también”[2].

El huipil ha combinado perfectamente los orígenes y la evolución de la cultura maya, se ha conformado un atuendo que incluye la adaptación a modas actuales y las características de la región, conservando el diseño y las ideas precolombinas.

Esta vestimenta era la ropa cotidiana de las mujeres indígenas de Yucatán desde la época colonial, pero en los últimos años es utilizado como símbolo de identidad. Actualmente se reconoce el traje tradicional de la mujer maya campesina o mestiza en sus dos variantes: El hipil mestizo para uso cotidiano (con rebozo y fustán) y el terno, que se convierte en la indumentaria especial para su uso ceremonial.

Cuando una mujer hace hipiles para vender o recibe “encargos”, se dice que es bordadora de oficio, en lengua maya, xch’aj chuuy (mujer que agarra bordado para hacer), dada la fama de doña Catalina, varias personas acuden a ella para la elaboración de este atuendo “cuando viene un encargo, hay que tomar las medidas para que cuando se corte este bien al dueño, utilizo tela de migatex, que son los buenos, salen a $60 y esos no se quedan negros; la parte de arriba es una sola pieza, como es para  la venta hago los dibujos que me gustan sino los hago como diga el cliente, como ya me conocen vienen de Cd. del Carmen a encargar, de Cancún. Este que estoy haciendo es para una señora de Cancún.”[3]

La situación de aislamiento de muchas bordadoras que viven en comunidades indígenas, hace que la función de las intermediarias sea socialmente importante, en la mayoría de estos casos es la propia mujer quien comercializa el producto  “a la semana vendo quizá 1 o 2, es muy poquito, a veces lo piden y lo hago pero cuando tengo tiempo hago y lo guardo, cuando pasan los camiones y piden hipiles los saco y vendo 2 o 3, para el 10 de mayo se vende bastante”[4], el valor de cada prenda varía entre los $800 los que  tienen hasta 18 colores, y  $600 dependiendo el tamaño del vestido. “Antes estaba a $300 o  $500 pero ya subió todo el hilo, la tela  y el esfuerzo, para el material que usamos nada más la caja de hilos sale $120”[5]

Durante muchos años de su vida , doña Catalina ha elaborado estos hipiles a lo cual menciona “me siento orgullosa porque gracias a Dios me enseño este trabajo, un trabajo que me dio para comer, el día que no este quien sabe quién lo va hacer, quizá salga otra señora que lo sepa hacer.”[6]

Como cualquier artista, ella ha llevado su trabajo más allá de su comunidad “hace un año fuimos a una exposición en el ex templo de San José a Campeche, según yo lo lleve a la casa cultural de Calkiní, cuando me hablaron ya lo habían llevado allá a Campeche”[7], Un factor de cambio reciente, es que esta actividad ha convertido al hipil en una artesanía y a la bordadora en una artesana.

Fuentes consultadas
Catalina May Dzib. Entrevista Personal.17 de Febrero de 2015. Dzitbalché, Calkiní
Terán, Silvia. Milpa, religión e indumentaria tradicional en Yucatán, en Revista de la Universidad Autónoma de Yucatán, UADY, no. 167, octubre diciembre,1998 Mérida: 57-62.
Lanz, Joaquín. La indumentaria en Campeche a través del tiempo. Gobierno del estado de Campeche, México, 2003.166p.
[1]Catalina May Dzib. Entrevista Personal.17 de Febrero de 2015
[2]Catalina May Dzib. Entrevista Personal.17 de Febrero de 2015
[3]Catalina May Dzib. Entrevista Personal.17 de Febrero de 2015
[4]Catalina May Dzib. Entrevista Personal.17 de Febrero de 2015
[5]Catalina May Dzib. Entrevista Personal.17 de Febrero de 2015
[6]Catalina May Dzib. Entrevista Personal.17 de Febrero de 2015
[7]Catalina May Dzib. Entrevista Personal.17 de Febrero de 2015