Calkiní

"Garganta del Sol"

Calkiní es un municipio al norte del estado, cuyo nombre proviene de las palabras mayas Cal “garganta”, Kin que es “sol” y el sufijo “i” equivalente a la proposición de. Por lo que Calkiní tiene un significado que define su esencia: “Garganta del Sol”. 

Cuenta con una población de 52,890 habitantes, distribuidos en 26 localidades. Y en esta tierra llena de los rayos del astro rey y de hermosas expectativas turísticas, descansa el recuerdo de los Ah Canul, los antiguos dueños pretéritos de esta tierra.

Lo maya se percibe en la comida, en las costumbres, se agazapa y se funde con lo español, en el sincretismo de los usos y hábitos de esta población señera; sale a flote con  fuerza ante los ojos de los visitantes, quien contempla la fisonomía de su población, los nombres de sus  comunidades, los vestigios pétreos arqueológicos, en Jaina, necrópolis insular, en el campesino de la milpa, el idioma de los h´menes  que aquí existen, así como en otros municipios, cuyos ritos envuelven en un misticismo atrayente.

Es una región peculiar con personalidad propia donde se asienta una gran actividad. Cuna de grandes educandos y de artífices consumados en la artesanía popular, no por nada la cabecera municipal de Calkiní de la misma denominación es conocida como “La Atenas del Camino Real”. Bécal por su parte,  es una población sencilla pero a la vez acogedora, y en su centro un monumento, tres sombreros unidos que nos hablan de la actividad que es enorme éxito y derrama económica: la confección de los famosos panamás. En la cercana Nunkiní, el tejido de petates es protagonista y lo que inyecta dinamismo. Son también referencias las ex haciendas henequeneras de Santa Cruz y Tankuché, como reminiscencias de tiempos latifundistas que dejaron soberbias construcciones.

Toda esta actividad humana tiene como trasfondo una naturaleza pródiga donde la costa con sus plantas y árboles tan peculiares hacen ecosistemas atractivos para el turismo. En la zona fangosa y baja existe el mangle rojo, blanco y negro y en los petenes los ojos de agua son comunes, destacando entre ellos El Remate, un petén que se comunica con el mar por medio de un gran canal natural de 8 kilómetros de longitud en plena Reserva de la Biosfera de Los Petenes, que desemboca en Isla Arena, donde se ofrecen actividades diversas de esparcimiento como el Museo a Pedro Infante, los recorridos a la selva del bosque petrificado para observar los flamencos rosas, la visita al cocodrilario Wotoch Aayin, entre otras.

Sus fiestas tradicionales son importantes para convivir con la gente y conocer más la riqueza cultural que este municipio brinda. Como la fiesta del Sombrero de Jipi, la de San Diego de Alcalá, la de San Isidro Labrador, el Carnaval de Nunkiní con sus osos tan característicos, por mencionar algunas.

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