Encallada junto a la Escuela Primaria y haciendo eco por contrarrestar su pasado de gloria con la moderna cancha techada de usos múltiples, se encuentra su imponente fachada con su notoria espadaña de tipo franciscana ya sin las campanas que llamaron a misa en otros tiempos y con el ventanal de lo que fuera el coro. Sin puertas y con algunos dinteles en el acceso principal se pierde en el olvido y su historia. Dentro de la nave principal el piso desaparece entre la maleza. A sus lados, en sus muros aún se pueden observar los agujeros que soportaron el techo que dio sombra a los indios que acudían a los oficios religiosos. Al fondo de la iglesia, en lo alto del techado a dos aguas, se encuentra un pequeño nicho y debajo una inscripción que expresa: “Ave María 1758”, fecha probable de la conclusión de la iglesia y dedicada a la madre de Jesucristo.
Como toda construcción de su tipo, un gran arco limita la primera parte del altar que estuvo techado con bóveda de cañón corrido y remata con dos nichos que aún conservan sus decoraciones en colores azul y rojo. Con respecto al presbiterio, cuyo techo de bóveda de cañón corrido se encuentra totalmente colapsado, se pueden observar en el altar mayor sus ribetes y columnas afanadas con piedra de cantera, así como detalles ornamentales y en cada esquina una especie de torreones y sobre la pared principal se pueden percibir aún figuras y detalles que adornaron el altar en colores azul y rojo.
Según Ricardo Encalada (1997) lo que fue la sacristía guardaba en su interior tres tesoros invaluables: la pila bautismal con inscripciones del siglo XVIII, la imagen de la Virgen de la Concepción finamente tallada en madera y revestida en pasta y una antiquísima cruz con dibujos e inscripciones de la pasión de Cristo y que formara parte del acervo religioso de la otrora iglesia de Bolonchén Cahuich.