Este es el nombre del primer parque con que contó la ciudad de Campeche en 1830, siendo su creador el coronel Francisco de Paula Toro, creador de la obra de ornato, orgullo del barrio de Santa Ana. A la pericia del teniente de ingenieros don Juan Estrada, se deben tanto el trazado del plano y diseño como la ejecución de los trabajos del parque, habiéndose encargado de la vigilancia de éstos al maestro alarife don José de la Luz Solís, todo mediante la autorización y anuencia del Ayuntamiento cuyo alcalde lo era el señor Joaquín Ruíz de León.
Su forma es regular y adopta la de un gran paralelogramo de más de 380 metros de largo, interrumpido y desviado en su centro por un circulo dentro del cual se levanta majestuoso el monumento a la memoria del Benemérito de las Américas, Benito Juárez.
Los ángulos de la Alameda están sustituidos por arcos con la curva hacia fuera, en cada uno de los cuales había en otro tiempo un corpulento pino cuyos millares de pinceles, cariñosamente acariciados por el viento, producían un suave rumor que daban al visitante la melancólica impresión de un cementerio. Entre los espacios de cada dos asientos, en dirección a su largo, hay sembrados robles y flamboyanes que forman una arboleda.
La Alameda, gallardamente se ostentaba ocupando el antiguo campo de tiro del baluarte de San Francisco y, como gigante centinela del pasado, advirtiendo al caminante encontrarse entre los límites de los barrios de Santa Ana y San Román. Hoy en día un lugar para el recuerdo y la nostalgia del Campeche de antaño.