La arquitectura del baluarte es muy similar a la de Santa Rosa, aunque de menor tamaño, con una superficie de apenas 890 metros cuadrados. Sus caras miden 28.22 metros y sus flancos 12.87 metros. Se accede a él a través de una puerta a un pequeño patio, la gola. De ahí arranca una rampa sostenida por arcos que lleva a la explanada que es de hormigón y no de sillería, aunque si lo son de ese material sus banquetas. En el siglo XVIII tenía montados 12 cañones de hierro de calibres 12, 10 y ocho. En el plano inferior tiene a los lados de las puertas dos cuartos alargados y angostos que fueron utilizados como depósitos de municiones y bastimentos.
El baluarte ha corrido la misma suerte que sus compañeros, empleado como casa habitación durante parte del siglo XX, e integrado actualmente a un paseo creado sobre el lienzo de muralla que lo une al baluarte de San Francisco, el único preservado casi en su totalidad y el único incorporado a la muralla.