Campeche ha sabido conservar sus antiguos espacios públicos que con el paso del tiempo se han convertido en símbolos dentro de su sociedad. El Circo Teatro Renacimiento fue durante el siglo XX un lugar de representaciones culturales y de diversiones que daba a los campechanos espectáculo, risas y aplausos. Los espacios públicos, vistos como lugares recreativos y de diversión, fueron durante el siglo de las Luces en toda la Nueva España, los escenarios más protegidos y fomentados por los gobernantes y pensadores ilustrados; éstos se habían convertido en símbolos de diferentes actores sociales, quienes interactuaban, compartían y se apropiaban del lugar a través de un amplio repertorio de prácticas culturales.
Bajo la dirección y diseño del señor Manuel F. Rojas, los señores Cenobio Inclán y Rafael Alcalá Hernández, en sociedad y con una inversión de $47,000 pesos, manda a construir el Circo Teatro Renacimiento. Éste lugar sería uno de los más frecuentados por la ciudadanía de la clase media baja y la clase popular, por la variedad de sus entretenimientos.
Su edificación comienza el 24 de junio de 1906 en un predio de propiedad particular cerca de la plazuela de San Francisco, destinado a toda clase de espectáculos. Desde sus inicios el local brindo a la colectividad campechana el acercamiento al circo, al teatro, a las corridas de toros, a los encuentros boxísticos y posteriormente al cine.
La madrugada del 5 de diciembre de 1910, cuatro años después de su construcción se incendió reduciendo a cenizas toda la estructura de madera. Inmediatamente Rafael Alcalá ordena la reconstrucción de un nuevo y hermoso edificio de mampostería, sólido, elegante, con una ornamentación fina y una sujeción a las exigencias del buen gusto, ofreciendo comodidad y garantías de seguridad para la concurrencia.
La reinauguración se llevó a cabo en enero de 1912 con una corrida de toros y una compañía de zarzuelas:“se ofrecía al público 33 palcos, 600 lunetas, galería para 2000 espectadores y tenía capacidad para albergar en los corredores a 1000 personas, llegando a sumar su capacidad total con 3.800 individuos, siendo uno de los lugares con mayor capacidad de asistentes y convirtiéndose en el espacio público que honraba la cultura de las clases populares.” (Lanz, 2003: 142)
Éste sitio representativo significó la oportunidad para otros tipos de clases sociales, de estar a la par de la modernidad artística con la que contaba la clase alta campechana con el Teatro Toro.
El Circo Teatro Renacimiento significó un lugar de escape, de diversión, un mundo abigarrado y bullicioso, donde interactuaban diferentes sectores sociales al asistir a los tan concurridos eventos boxísticos y corridas de toros. Esta interacción no solo se dio en el interior del recinto, sino que también en las cercanías de sus calles, ya que en ellas se vendían y compraban todo tipo de mercancías, comidas y bebidas. Cientos de vendedores ambulantes anunciaban a gritos sus variados productos.
En la entrada del Circo Teatro, siempre estaba abarrotada de puestos que vendían dulces, sombreros, atole, tamales y un sin fin de alimentos propios de los actores sociales que visitaban ese lugar. Era usado y concurrido por personajes de la clase media baja que ocupaban un estatus social gracias al esfuerzo obtenido a través de una carrera profesional; llámesele profesores, escritores, abogados, etc; y por la clase popular que eran todos aquellos sujetos como los aguadores, panaderos, artesanos, pregoneros, carpinteros, jornaleros, que vestidos con su ropa dominguera iban a divertirse estrepitosamente a las corridas de toros, al teatro y al box.
Ponerle atención a los espectáculos no era cosa fácil. Los venteros de dulces, cigarros, helados y toda clase de gusto al paladar, entraban durante las funciones anunciando a gritos sus mercancías. Todo mundo hablaba entre si, ya que el espacio del Circo Teatro era el lugar ideal para platicar y comentar las vidas ajenas, juzgar al público de los palcos, murmurar, chismear y seducir a las mujeres.
Los que acudían a éste lugar manifestaban siempre ruidosamente su sentir por los espectáculos, aplaudiendo y gritando con estrépito y alboroto las actuaciones de su agrado, y exigiendo a voz suelta las representaciones de aquellas obras teatrales de las compañías de zarzuelas, los toros y el box, que gozaban de mayor popularidad, silbando, abucheando, insultando y mofándose de los errores y desatinos que tenían lugar durante las representaciones, armándose así un relajo generalizado en todo el recinto.
El Circo Teatro Renacimiento era usado por todos estos personajes que querían ser parte de esa novedad artística que se estaba manifestando en Campeche con la apertura de lugares para la diversión y la cultura; y que además con la creación de un espacio propio para el pueblo se podrían manifestar ahí la desfachatez, el desorden, el relajo, la diversión y toda clase de emociones de manera libre.