El barrio de Santa Ana fue poblado por los naborios que llegaron para trabajar en las casas grandes, ahí mismo se establecieron los grupos de indígenas que quedaron de la colonización española; con el paso del tiempo y el crecimiento poblacional que se gestaba en la ciudad, el barrio de Santa Ana, fue elegido como el barrio de las quintas de la gente acaudalada de la Ciudad, en ella se encontraban las quintas “Del Toro”, de los Bernés, los Pérez, de los Palma, de los Pinzón, etc. El barrio se convirtió en el lugar de las hortalizas, de los grandes árboles frutales y las casas señoriales que convertían al barrio en un hermoso paisaje natural.
Una de las quintas más famosas que hubo en Santa Ana fue la quinta “Bellavista” edificada en el siglo XVII, ubicada sobre la actual avenida república, después de su vida como quinta este edificio fue adquirido por el Gobierno con el propósito de convertirlo en la casa donde morarían los gobernadores en turno.
El valor cultural e histórico de la casa radica en que fue habitada por varios gobernadores y hospedó a ex presidentes del país como al general Lázaro Cárdenas y al licenciado Miguel Alemán. El último gobernador que lo ocupo fue Manuel López Hernández en la década de los 50´s del siglo pasado.
La casa quedo muchos años en el abandono, con la construcción del Nuevo Palacio de Gobierno y las mejoras en infraestructura que se dieron en el estado dejaron a este edificio casi en la ruina. Es durante los últimos años que la casa fue retomada por el gobierno estatal para reedificarla y darle la importancia cultural que merece.
En el 2015 se inauguro la nueva casa de los gobernadores, el cual entro en funciones como un nuevo centro cultural que aloja la galería «Joaquín Clausell», y el nuevo y moderno Salón de Gobernadores.
La nueva Casa de los Gobernadores contempla un despacho privado, dos comedores, área de cocina, sala de prensa, terraza y estacionamiento; en tanto, la galería «Joaquín Clausell» cuenta con el estudio virtual, cuatro salas para la exhibición permanente de las obras, y otra cantidad similar para exposiciones temporales para las proyecciones de videos e imágenes de ex gobernadores y otros pintores campechanos.
En la galería «Joaquín Clausell» se exhiben los trabajos que realizó el pintor campechano y que tiene en su poder el gobierno estatal, e incluso cuenta con un área donde se reproduce de manera virtual una copia fiel del estudio del artista, en la capital del país.
Con la restauración de esta casa se trata de recuperar el patrimonio de la ciudad de Campeche para potencializarlo, y darle el valor a la riqueza arquitectónica para su aprovechamiento turístico.
Joaquín Clausell, pintor Campechano.
En el umbral del siglo XX, la pintura mexicana fue objeto de una profunda renovación en la que confluyeron tres factores determinantes: la enseñanza académica, la inminencia del estallido revolucionario y el contacto con los movimientos modernos europeos. En tal coyuntura surge la figura de Joaquín Clausell. Luego de conocer la obra de los impresionistas franceses, Clausell regresa a México y, a instancias del Dr. Atl, dedica especial atención a su trabajo pictórico, que se había realizado lejos de la Academia. La influencia y el aliento de aquel genial agitador de los más noveles y talentosos artistas fue determinante en el desarrollo de su vocación artística.
La fascinación por el singular manejo del color y de la luz en las escenas recreadas por Monet, Degas o Pissarro lo motivó para crear una obra original, plena de frescura y asombro por la riqueza del paisaje mexicano, abundante en arboledas y fuentes que recogió en cada lienzo.
José Joaquín Quirico Marcelino Clausell Franconis nació en Campeche en 1866. Pasó, importantes períodos de su vida en Nueva York y París. Estudió abogacía en la Escuela Nacional de Jurisprudencia y en su juventud fue un reputado caricaturista. Esta afición lo vinculó con el periodismo y la crítica sociopolítica, por lo que en 1893 fundó un periódico llamado “El Demócrata” (en el que los izquierdistas hermanos Flores Magón colaboraban también) en abierta oposición al régimen dictatorial de Porfirio Díaz. La corta vida de esta publicación terminó con la clausura ordenada por el gobierno y les costó la prisión a Clausell y a su socio Francisco Blanco, quienes purgaron condenas en la Cárcel de Belén (el Palacio de Lecumberri), de donde el pintor escapó unos seis meses después.
Fueron quizás estas características las que después lo hicieron recluirse voluntariamente en su estudio, cuando convertido en pintor -impulsado entre otras cosas por la admiración que por él sentían Diego Rivera y Gerardo Murillo- decoró los muros y pintó también su importante obra de caballete.
Clausell no se consideraba pintor y ni siquiera firmaba sus cuadros. Expuso su obra por vez primera gracias a la insistencia del Dr. Atl, quien lo incluyó en una exposición colectiva de los alumnos de la Academia de San Carlos, pero en 1921 expuso en la Escuela Nacional de Bellas Artes y Nueva York, donde su obra recibió grandes elogios. Para poder contar con un espacio privado para reunirse con sus colegas y pintar, él mismo mandó construir las dos habitaciones de su estudio en la azotea del Palacio de los Condes de Santiago de Calimaya, que pertenecía por entonces a su esposa Ángela.
Joaquín Clausell fue miembro y fundador del Círculo Artístico de México y abogado defensor de los poco afortunados. Desgraciadamente el pintor murió el 28 de noviembre de 1935 en un sospechoso y poco documentado accidente cerca de las Lagunas de Zempoala, cuando una peña sobre la que admiraba el paisaje en compañía de su amigo Carlos Busquets se desprendió de la montaña y los precipitó al fangoso vacío. A manera de homenaje, Bellas Artes organizó diez años después una exposición con su obra.