UNA DULCE TRADICIÓN, LAS CONSERVAS DE TINÚN SON

“Las manos de la artesana Son manos creadoras Hacen del ayer el mañana Y del mañana, ahora” (Manos artesanas, Alejandro Díaz Valero)

En Campeche existe una tradición ancestral con el consumo de frutas; los mayas aprovechando la bondad de la tierra preparaban suculentos alimentos, que a la llegada de los españoles y la introducción del azúcar en los hogares, se fueron enriqueciendo las formas de disfrutar estos manjares y con ello aumentó también su consumo.

En esta ocasión el viaje de Explora Campeche nos lleva al poblado de Tinún, ubicado a 8 km de la cabecera municipal de Tenabo, en donde conocimos y probamos las famosas conservas de frutas, una tradición que día con día se expande a otras regiones del territorio mexicano. Al entrar al poblado las primeras casas tiene las leyendas y mantas que sugieren ahí la venta de conservas y es en una de estas donde encontramos a doña Marta del Jesús Cu Balan de 69 años, originaria de este poblado donde ha habitado toda su vida. Con más de 40 años en este oficio, ella fue una de las primeras personas que aprendió este trabajo artesanal, “una misión cultural que vino al pueblo nos enseñó este trabajo,  después vino otra maestra llamada Guadalupe Mc Gregor que es de Campeche, pero vivía en Nilchí, ella nos ayudó a aprender, luego  nos mandaron por doña Elvia y el Gobernador apoyo en frascos,  y nos ayudó para sembrar nuestras propias matas (arboles)”[1].

La preparación de estas conservas es delicado; se hace en una cocina particular cubierta de miriñaque, para evitar a los insectos, además cuando se está preparando se tiene que dejar de hacer las labores domésticas, ya que se trata de hacer lo más natural posible. El tiempo de preparación varía según la fruta que se utilice, teniendo en cuenta que las frutas “se dan” en diferentes épocas del año, por ejemplo, para mayo y junio es la época donde se trabaja más “ahora estamos con ciruela, en abril hay matas que ya están grandes. Para prepararlo después  de traer la fruta, primero lo lavamos le quitamos los tallos y  lo sancochamos, y ya luego  se pone en los frascos, se ponen al natural,  lo que lo conserva es el baño maría; usamos solamente limón, hasta 10 limones le echamos, para que no quede negro; después de sancocharlo se pone en su almíbar, a la fruta le hacemos unas punzaditas con tenedor, para que se filtre lo dulce,  entonces ya sabemos nuestra medida: un bote nos lleva 3kg de azúcar, ya después hacemos otro jarabe para empomarlo”[2].

Con el paso de los años y la experiencia que va obteniendo doña Martha ha ampliado su menú de frutas, desde calabaza, ciricote, mango, guaya, ciruela, marañón, el chile habanero, mermeladas de naranja agría, de piña entre otras y no puede faltar el tradicional nance “el nance se prepara en  julio y agosto hasta septiembre a veces, se trae maduro y  es rápido,  a penas hierve ya se tiene que sacar y ya se puede enfrascar” para los más valerosos hay las frutas que se preparan en licor “ lo hacemos en licor llamado Tres Estrellas, que trae un señor de Mérida, no es muy adulterado. Para prepararlo usamos un bote de 10 litros de agua, le pongo un porrón de licor que trae 4 litros y lo mezclamos, además  le pongo 15 kg de azúcar y empezamos a digerir el azúcar en el bote recién  hecho, lo colamos, llenamos los frascos y vaciamos allá el nance crudo. También hacemos mitad licor y mitad dulce”.[3]

Uno de los problemas que tienen nuestros artesanos locales es la falta de mercado para ofrecer sus productos, “no hay donde venderlo, hay un grupo que lo estamos gestionando se llama  Yax Tuun, que quiere decir Piedra Verde, un sobrino está viendo los pasos para poder conseguir el código de barras a los productos, pero dicen que es caro; ya conseguimos las etiquetas pero nos falta el código, porque así no puede salir la mercancía”[4]. En el caso de doña Martha el mercado se limita a la gente que llega al poblado buscando conservas y la compra de sus productos por parte de una hermana que luego lo vende en la ciudad de Mérida “Tengo una hermana que tiene su tienda en Mérida, ella le pone etiqueta, se llama conservas Camila, viene y se lleva las conservas a vender, otra opción es que una señora de acá (del pueblo) doña Mireya Balan tiene un montón de pedidos, ella nos compra y si te hace falta dinero vas y le dices que si quiere y ella lo compra, es que a ella le hacen pedido de 20 hasta 50 cajas de surtido y ella lo vende a otros lugares“[5], consciente que el trabajo que realiza no la retribuye como desearía, no deja de realizarlo, el saber que la gente es feliz disfrutando sus conservas le recompensa enormemente “una vez mi sobrina se fue a Paris, y se llevó frascos de nance y les gusto a los señores de allá, les llevo piña, mandarina, naranja agría en mermelada, se llevó varias, así que ya conocen mi trabajo, hasta en Internet  mi sobrino me ayuda a subirlo, me toma fotos haciendo”[6].

 

Fuentes Consultadas
Marta del Jesús Cu Balan, Entrevista Personal, 16 de Febrero de 2015, Tinun, Tenabo
Terán, Silvia y Rasmussen, Christian; Las artesanías de Yucatán. Editorial Dante. 2013. p. 48
[1]Marta del Jesús Cu Balan, Entrevista Personal, 16 de Febrero de 2015
[2]Marta del Jesús Cu Balan, Entrevista Personal, 16 de Febrero de 2015
[3]Marta del Jesús Cu Balan, Entrevista Personal, 16 de Febrero de 2015
[4]Marta del Jesús Cu Balan, Entrevista Personal, 16 de Febrero de 2015
[5]Marta del Jesús Cu Balan, Entrevista Personal, 16 de Febrero de 2015
[6]Marta del Jesús Cu Balan, Entrevista Personal, 16 de Febrero de 2015