LA TRADICIÓN DE LOS REYES MAGOS EN LERMA

Lerma se encuentra a escasos kilómetros de la capital campechana.  A través de la amplia avenida Resurgimiento se torna la mirada a vestigios de otros tiempos, barcos camaroneros, varaderos y astilleros,  la Sede de la Marina, congeladoras que aún operan, del otro lado la zona de tanques pertenecientes a Pemex, vigías blancos emergiendo de verdes cerros.

De repente el camino se torna angosto y se observan casas construidas a la vera de la playa, otras que aún en deterioro se muestran bellas con magníficas fachadas y en seguida el lindo parque lermero con Miguel Hidalgo al centro, juegos infantiles, bancas y la pequeña biblioteca.

Lerma ha sido atrapada por el manchón urbano cuyo frenesí todavía no ha permeado en su espíritu, adormilado como ensueño entre gaviotas y olor de sal, pero también en el trabajo recio de sus redes y hombres de mar, en la hospitalidad de su gente y en el encanto de sus tradiciones que reafirma los vínculos de hermandad.

Es esencialmente una tradición la que nos ha llevado aquí y preguntando, existe una muy cercana en el calendario, la de los Reyes Magos, auténtica algarabía que refuerza los lazos de identidad, de sabor de fiesta mítica, donde en el fondo la fe subyace y en la superficie la idiosincrasia colectiva emerge con fuerza que hipnotiza.

El sazón espiritual está servido así como la comilona a través de una tradición que lucha por sobrevivir, que se mantiene viva a fuerza del recuerdo de quienes la celebraron y del interés de personas jóvenes como es el caso de Braulio Alberto Vazquez Pacab quien se negó a que el sepulcro del olvido se cierna en los Reyes Magos y la oscuridad vele los ojos de las nuevas generaciones para vivir esta catarsis que rejuvenece el espíritu del pueblo.

Es precisamente, que los antiguos para tener una buena cosecha o que les vaya bien en el azaroso mar, dieron ofrendas o regalos a quienes fueron generosos con los suyos en honor al niño Jesús. Se ve bien ser desprendido con los bienes rindiendo pleitesía a hombres santos y compartiendo el pan con la familia, amigo o extraño. Y eso es lo que se hace aquí. Todos son familia, una gran familia colectiva. La familia más antigua en celebrarlo es la familia Xamán, según el señor Candelario Xamán quien nos dice:

“Mi abuelo se estableció en Lerma en 1907 venido de Muna Yucatán, él era agricultor no levantaba su cosecha y desesperado, luego de algunos años de no poder cosechar, encomendó a los Reyes Magos su maíz y así germinó y creció bonito y pudo estar mejor. Desde entonces hizo fiesta a los Reyes y se volvió grande participando muchas personas.”

Fue gracias a una promesa que esta celebración se afincó en el lugar y los corazones, ya no solo de un agricultor, sino de pescadores, artesanos, veleros (hacedores de velas) y demás hombres y mujeres productivos de Lerma hicieron suyo este ejemplo del señor Xamán de Muna.

En palabras de Braulio Vázquez sin embargo, esta costumbre estuvo a punto de desaparecer entre las demás familias celebrantes y por eso él luchó por rescatarla. A sus escasos veinticinco años, egresado de psicología, su amor por las tradiciones es una semilla que le sembró en la mente su abuelo del mismo nombre.

“…dentro del poblado de Lerma hay como siete familias que lo hacen, documentado por don Pedro Medina había ciertas familias que algunas de ellas no existen, voy a mencionar, en la parte de Lerma está la familia Cahuich, la familia del Gringo, la familia de don Tin, la parte de Kila, la familia Xaman y la familia Vallejo, que a mi abuelo le decían “don Vallejo” que es la familia Vázquez, entonces la fiesta de Reyes tiene algo de particular.”

“En Kila el novenario que es del 29 al seis de enero y el “cux” que estamos hablando del cuatro al seis de enero, que es recolección de cochinos, la matanza de cochinos, la elaboración de la comida y la repartición de la comida, estamos hablando que el cinco que ya está la comida, llévale este tamal a fulanita de tal, y van los niños (que aquí se le llama “hacer tox”) y lo llevan a fulanita su tamal y esa persona le da su monedita y al terminar el día se ven beneficiados con eso.”

 “El seis de enero se le cantan las mañanitas a los Reyes, esto con música de Charanga y lo traemos del municipio de Calkiní en su mayoría todas las casas que traen músicos que somos tres son de la ciudad de Calkiní, después de las mañanitas la gente viene aquí, los que traen los cochinos y ellos adornan la cabeza de cochino, hay gente que acostumbra que la cabeza la hace horneada o lo decora de diferente manera, y ya  en la tardecita se baila la cabeza de cochino.”

Otra de las familias que hace fiesta es la familia Cahuich, desde hace varios años, aquí el testimonio de una de sus integrantes.

Yo soy Juana Cahuich Cab, yo tengo 67 años. Yo aquí soy nacida, y también mis papás y mis abuelos.

“Los responsables era el finado mi abuelo Marcelino Cahuich y luego se lo dejó a mi papá, Anastasio Cahuich,  y estábamos acostumbrados a hacer doce novenas pero ahora ya no, ya no lo hacemos, hacíamos nueve novenas y ahora solo hacemos tres novenas. Yo hacía los nueve novenarios, y aquí se festejaba y venía la gente de Campeche. Aquí en este patio tocaron conjuntos como la Sonora Campeche, porque ésta era una calle y aquí pasaba la gente, y se hacía un baile, pero ahorita ya no hay esa juventud que diga “vamos a festejar a los reyes y vamos a hacer una asociación, ese día vamos a comprar un vestido y vamos a la iglesia” ya no, estos ya no son de esos.”

“Crecieron los hijos de mi hermana y mis hijos y seguimos haciendo la novena, pero tiene como cinco años que como lo que pasó a mí, que mi hijo le pasó un accidente, mis dos hijos se perdieron en el mar, y deje de hacer la fiesta. Mis hermanas me dijeron: estos pobres Reyes que son antiguamente, vamos hermanita vamos a volver a levantar a estos antiguos, pero ahora son novenarios nada más. Tiene como seis años que volví a hacer las novenas.”

El testimonio de la familia Balán es el siguiente y la que habla es la matriarca de la familia, doña Candelaria:

Tengo 78 años nacida aquí en Lerma, en ese pedacito ahí nací donde vivieron mi papá y mi mamá, mi papá era agricultor.

“Para empezar habían socios. Hace 23 años que estamos en esta tradición. Los reyes lo festejamos en una sociedad. Entre todas eran tres o cuatro, ahora son como diez personas. Son todos los de aquí de Lerma. Pavos hacemos, ahorita hacemos tres o cuatro pavos. Hacemos nueve novenarios, en cada noche repartimos por las nocheras aquí en esta casa hacemos los rezos. Aquí en mi casa los días fuertes son el cinco seis y siete.”

Su patio es grande y se da uno idea de cómo puede llenarse, esta familia tiene sentido comunitario: Candelaria Pech Can, Marcelina Balan Pech, Elvira Dominguez Balan, Leslie Balan Pech, Guadalupe Balán Dzib. La matriarca con una sonrisa se ufana en decir que tiene sesenta nietos, treinta biznietos y cuatro tataranietas, y con una sonrisa dulce de abuela tierna nos despide.

En el puesto de panuchos al lado de la iglesia, podemos encontrar a Petrona Poot Can, quien platica cómo se vive la tradición en su familia y por quienes le visitan:

“Se empezó a celebrar por medio de una familia, me parece la familia Vázquez. Lo que pasa es que se murió la señora que lo celebraba, bueno los que celebraban y ya los Reyes Magos se lo llevaron a mi mamá.”

“Mi mamá se llamaba Anselma María Can.  Ella va a cumplir 23 años de muerta, o sea esta tradición en mi familia se sigue desde hace más de 23 años. Nosotros somos siete hermanos y los siete participamos, entre el cinco de enero que  es la llegada de los Reyes según la festividad de los reyes ,ese día se matan los cochinos y los pavos.”

“Nosotros hacemos el novenario de rezo, o sea los nueve días y comienza el 29 y diario se reparte porque cada noche las nocheras reparten lo que quieran dar, pan, escabeche, espagueti, dulces; el último día es el de las cocineras, entre todas matamos los cochinos y ese día a medio día hacemos tacos de cochinita y ese es el último día, hay músicas, hay jarana, los que les toca cochino, repartimos la cabeza de cochino, lo llevamos con música. Esa es la tradición.

Testimonio de la familia Ayuso.

Al ladito de la panadería La Perlita viven los Ayuso, me dijeron, ahí por Kila y presta y rauda fui para allá, y con amabilidad el señor Gustavo Adolfo Ayuso Cetina de 72 años de edad.

“Yo estaba en distintas actividades con los Reyes Magos, por ejemplo con don Xamán, luego nos pasamos con Braulio Vázquez y como se murieron pues lo dejaron de hacer y yo con mis hijos porque tengo cuatro varones y dos niñas, entonces lo empezamos a organizar aquí.”

“Esto tiene va a cumplir catorce años, que empezamos a organizar. Nosotros festejamos tres días nada más, cuatro, cinco y seis, los Reyes, porque la casa da un cochino, eso lo matamos el día 3 porque el día cuatro que empiecen a venir, los hermanos con los cochinos, ya tengamos comida, porque resulta que el primer día se hacía y no había comida, así que matamos uno el día 3 que damos nosotros, para que el día cuatro que vengan ya haya comida, damos frijol con puerco que ya es costumbre dentro de nuestra fiesta”.

“Nosotros ya el primer día ya acostumbramos que repartimos frijol con puerco eso el día cuatro, el día 5 damos tamales y cochinita y ya el día seis terminamos con el col, paseamos la cabeza de cochino con una jaranera que traemos de Calkiní. Desde muy joven estaba yo metido en las actividades de allá abajo y como vi que aquí no hace nadie la fiesta pues lo empezamos a hacer, sí, pues como yo tengo muchos conocidos, fui comisario municipal, pues me conoce mucha gente y vienen a visitarme aquí, hasta ahorita la fiesta se ha desarrollado con tranquilidad, todo tranquilo, todo.”

De esta manera, se entrevistó a las familias que celebran esta tradición en Lerma. Algunos aunque parpadeante han mantenido la vela encendida, otros han vuelto a encender la mecha que tenían apagada, pero todos han sentido arder el deber de la devoción por una petición de fe que hace que una tradición, sea un punto de identidad y cohesión social.